Muchos emprendedores digitales —y también quienes tienen negocios fÃsicos que han empezado a moverse en redes— caen en una trampa silenciosa: la del contenido diario que no convierte. Publican, graban, escriben, comparten… pero las ventas no aumentan, los mensajes no llegan y la frustración crece. Lo peor es que se sienten culpables por parar. Como si dejar de publicar un dÃa fuera sinónimo de fracaso o abandono. Y no lo es. De hecho, a veces, el descanso estratégico vale más que 30 posts vacÃos. Este fenómeno es muy común. Comienza…
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