Emprender es una de esas decisiones que marcan un antes y un después. Una mezcla de emoción, adrenalina y, sí, miedo. Ese miedo que paraliza, que susurra al oído “¿y si no funciona?”, “¿y si pierdes todo?”, “¿y si no eres lo suficientemente bueno?”. La verdad es que todos, absolutamente todos, hemos sentido ese vértigo al pensar en empezar un negocio. Pero lo importante no es no tener miedo, sino aprender a enfrentarlo y no dejar que nos detenga. Ese miedo puede tener muchas caras: miedo al fracaso, a la…
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