Hay una idea que se ha vendido como virtud absoluta: la humildad. Desde pequeños nos enseñan que ser humildes nos hace mejores personas, más queridos, más aceptados. Y sÃ, ser humilde tiene su encanto. Pero cuando se convierte en un escudo para no brillar, para no cobrar lo que vales, para no hablar de tus logros o incluso para no crecer… entonces hay que detenerse y repensar las cosas. Porque sÃ, aunque suene extraño: ser demasiado humilde puede convertirse en un peligro silencioso para tu negocio, tu carrera y tu…
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