Vivimos en una época donde pareciera que todo ya fue dicho, hecho, creado o vendido. Las redes están llenas de productos parecidos, ideas repetidas y discursos que suenan iguales. Y sí, es verdad que nadie inventa la rueda cada semana, pero también es cierto que hay una línea invisible —y poderosa— entre inspirarse y copiar. Cuando cruzas esa línea, algo esencial se pierde: tu historia. Copiar puede parecer un atajo. “Si este diseño vende, hago uno igual”. “Si este post se viralizó, lo adapto un poco y listo”. “Si esta…
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