Durante los años noventa, Blockbuster era más que una tienda, era una experiencia. Las familias salían los viernes por la noche a elegir películas, los adolescentes caminaban entre los pasillos buscando la novedad de la semana, y para muchos empleados, era también un símbolo de trabajo estable. La empresa dominaba el mercado del entretenimiento casero, con miles de sucursales en todo el mundo. En ese momento, parecía imposible que algo pudiera amenazar su reinado. Pero mientras Blockbuster expandía su modelo de negocio tradicional, en un pequeño rincón del mundo digital,…
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