Hay una gran diferencia entre tener un negocio y haber construido un sistema. Muchos emprendedores caen en la trampa de convertirse en el motor principal —y único— de su empresa. Si no están presentes, las ventas se detienen, los clientes no reciben respuesta y todo comienza a desmoronarse. ¿Te suena familiar? No estás solo. Pero la buena noticia es que no tiene por qué ser asÃ. Un negocio saludable, escalable y duradero debe poder operar incluso cuando tú no estás frente al volante. Y no se trata de desaparecer mágicamente…
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