Hay una imagen poderosa que todos hemos visto o imaginado alguna vez: una persona sentada bajo la sombra de un gran árbol, disfrutando de la frescura, la calma y el refugio que este le brinda. Pero pocas veces pensamos en lo que hubo antes de ese momento. Porque ese árbol, tan generoso hoy, fue en su día solo una semilla. Y durante años —no días ni semanas— alguien lo regó, lo protegió del viento, lo abonó, lo cuidó sin garantías de éxito inmediato. Así son también los negocios, los proyectos…
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